Hola asociados de LABIC, Neurointensivistas de Latinoamérica:

El semestre iniciaba con un proyecto muy interesante y poderoso: un encuentro conjunto de algunos de los más activos miembros de LABIC, con algunos de los más activos miembros de Liven, la red de cuidado intensivo latinoamericana que ha impulsado la investigación propia alrededor de la sepsis y estrategias de manejo.  Este encuentro se programó para la cuarta semana de abril en La Paz, Bolivia.  Los impulsores de este encuentro, y anfitriones en Bolivia, han hecho grandes esfuerzos para coordinar y programar todo lo que un evento de esta magnitud implica.  

Tengo grandes expectativas de este encuentro y los productos conjuntos que podemos lograr al unir las dos redes de intensivistas que, a pesar de manifestar intereses divergentes en cuanto a las enfermedades que enfrentan, nos une el interés común por desarrollar el cuidado o terapia de nuestros enfermos por el bien de ellos mismos y la región.

Sin embargo, la llegada de la pandemia Covid-19 ha obligado a posponer este encuentro; todavía no tenemos una fecha cierta para reprogramarlo. Teniendo tanto interés no dudo que seremos capaces de concretarlo y hacer realidad la unión de estas dos fuerzas latinoamericanas.

Lo que nos ocurre actualmente en el mundo parece sacado de una serie de ficción apocalíptica, de esas que se han popularizado en nuestra televisión; la realidad sin embargo es que nos enfrentamos a una situación que no habíamos tenido antes en nuestra experiencia personal, ni siquiera los mayores entre nosotros.  

La humanidad sin embargo se había enfrentado a algo parecido: la epidemia de gripa española en 1918, una época muy diferente a la nuestra, sin aviones, sin antibióticos, sin cuidado intensivo, sin WhatsApp y un virus respiratorio que asoló muchas regiones del mundo.  Los epidemiólogos estudian esa pandemia como un ejemplo de las consecuencias del brote de una nueva enfermedad muy contagiosa; los otros médicos y el resto de la humanidad no estamos tan informados al respecto y nuestros políticos occidentales no han seguido las acciones que la ciencia de las epidemias indica.  Los países de oriente en cambio tienen la reciente experiencia de SARS y MERS que los llevó a crear protocolos de acción en políticas de salud pública, que han resultado eficaces en muchos de esos territorios.  Ahora debemos informarnos para enfrentar lo que sigue.

Muchos de ustedes trabajan en unidades de cuidado / terapia Intensiva generales, en donde no solo atienden a enfermos de patologías neurológicas, sino a otros pacientes; probablemente sus unidades se verán acaparadas por la urgencia de tratar las víctimas de la pandemia y tendrán poco tiempo y recursos para los pacientes usuales.  Otros de nosotros trabajamos en unidades más orientadas a lo neurológico y también veremos nuestro trabajo reorientarse en función de la evolución de la pandemia.  

En cualquier caso, los exhorto a no olvidar que todo cuidado intensivo es neurológico; en últimas lo que importa en el desenlace de nuestros enfermos, es que recuperen su funcionalidad, su capacidad de vivir en sociedad y este resultado está en directa relación con la función neurológica.

El tan comentado estudio FACTT (Fluids and catheter treatement trial) de líquidos en SDRA de red ARDS-Clinical trials network, publicado en NEJM el 21 de mayo de 2006.

Este estudio ha guiado la mayoría de recomendaciones y guías de manejo clínico desde entonces; pues mostró que al limitar la administración de fluidos mejora la función pulmonar, disminuye la estancia en UCI y en ventilación mecánica, aunque no logró impactar la mortalidad, que era el desenlace primero en estudio.

Como me hizo ver nuestro colega José Ignacio Suárez en una reciente conferencia, el único desenlace clínico que alcanza una diferencia significativa es la falla del sistema nervioso central, que es MAYOR en el grupo de líquidos restrictivos. Desafortunadamente este hallazgo no desencadenó ninguna investigación adicional, pero nos debe alertar con respecto al cuidado del cerebro de estos enfermos y no adoptar a la ligera un protocolo restrictivo de líquidos, especialmente en pacientes con alto riesgo cerebral. No sabemos cuál fue el desenlace funcional de estos enfermos y no sabemos por lo tanto cual debe ser nuestra mejor estrategia de hidratación en estos casos.

Por otro lado, vamos a tener que luchar por mantener la calidad de atención de los otros enfermos en cada una de nuestras unidades, sumergidos en un ambiente enfocado en resolver la epidemia.  Será difícil, pero no podemos perder lo que hemos logrado hasta ahora: el enfermo neurológico merece atención, podemos impactar los desenlaces y mejorar no sólo la mortalidad, sino disminuir la discapacidad que las enfermedades neurológicas imponen a nuestros pacientes.

Espero que para junio de 2020 el mundo pueda mirar al Covid-19 como una experiencia pasada, que podamos extraer de este evento las adecuadas enseñanzas y que seamos mejores seres humanos después de enfrentarnos a una amenaza global de esta talla.

Les estaremos informando sobre las actividades de Labic; por favor manténganse enfocados en mejorar los desenlaces de sus pacientes, y cuídense ustedes mismos.

 

Jorge Mejía-Mantilla, MD, MSc, FNCS
Presidente
Asociación LABIC de Neurointensivo Latinoamericano.
Cali, Colombia